Estas en pleno proceso de decoración de tu nuevo hogar y has decidido cuidar hasta el último detalle. Lo único que deseas es que tu casa te aporte la sensación de confort que siempre deseaste. Razón por la que estás mimando cada espacio como si fuera único.
Una de las zonas donde se suelen plantear muchas dudas es en el cuarto de baño y, concretamente, la ducha. Has decidido que las antiguas cortinas de baño, que se te pegaban al cuerpo cuando te dabas una ducha, no van a formar parte de tu nueva vida. Sin embargo, tampoco tienes muy claro cuál es el tipo de mampara que mejor se adapta a ti y a tus necesidades.
Lo primero que debes escoger es el plato ducha, dado que en función de este elemento, podrás utilizar un tipo u otro. Entre las opciones que te vas a encontrar están las fijas, abatibles, plegables o correderas. Las primeras, se caracterizan por estar ancladas a un punto de la pared por donde podremos acceder al interior. Suelen ser las más utilizadas por su sencillez. Las abatibles, cuentan con unas bisagras que van a permitir la apertura de la puerta de acceso hacia dentro o fuera, según seleccionemos. Para poder utilizarlas, requerirás bastante espacio en tu baño. Las plegables, como su nombre indica, se componen de hojas que se pliegan como si de un acordeón se tratase. El mayor inconveniente que presentan, es que se acumula el moho en el riel inferior y deberás estar continuamente limpiándolo.
Las que disponen de paneles correderos, se solapan entre ellos y van a presentar los mismos problemas que las anteriores, si bien, permiten conservar mejor la temperatura en el interior de la ducha.
Con toda esta información, ya empiezas a estar preparado para tomar una decisión. Recuerda que debes tener en cuenta las dimensiones de tu cuarto de baño y de tu ducha para decantarte por una opción u otra. Lo que tenemos claro es que, gracias a su instalación, esta estancia ganará elegancia y funcionalidad. Tan solo deberás tener un adecuado mantenimiento para garantizarlo.